Apoyar y rescatar
Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile
- T+
- T-
Jorge Selaive
La situación social y económica que está causando el coronavirus tanto en Chile como en el mundo es de características extremadamente complejas, tanto por el efecto anímico que tiene a nivel personal como por la contención sanitaria que requiere. Sin embargo, si en nuestro país el estallido social logró polarizar a parte de la sociedad en torno a un diagnóstico de cambio, esta pandemia está logrando unirnos en torno a un enemigo común.
El mundo será distinto luego de que el coronavirus sea controlado. En las dimensiones de negocios, se acelerarán el mundo digital, el teletrabajo y los requerimientos y funcionalidades tecnológicas a distancia, que si bien ya se encontraban disponibles estaban tremendamente subutilizads. No cabe duda de que en la dimensión social y médica las lecciones serán enormes. Estamos frente a un evento donde gran parte del mundo esta semiparalizado, lo que obviamente se transformará en fuente experimental para las ciencias exactas y médicas en el futuro cercano.
Fuera de Chile, todos los estamentos de gobierno están tomando medidas que van desde proveer atención médica y sicológica, hasta asegurar liquidez y crédito y entregar paliativos para dañar lo menos posible el mercado laboral en todas sus dimensiones. Paquetes fiscales al más puro estilo keynesiano se están desplegando, así como estímulos monetarios que sólo vimos en la crisis subprime hace algo más de una década. Todas estas medidas son necesarias e indispensables, pero lamentablemente solo mitigadoras del daño social, familiar y económico que representa esta pandemia.
En Chile, ya hemos visto al Banco Central tomando medidas adecuadas en materia de liquidez, que además van bien encaminadas para asegurar el flujo de crédito. Los reguladores están moviéndose también para asegurar la solvencia y la estabilidad de la banca. El Gobierno, por su parte, ha desplegado un paquete sanitario y económico que intenta robustecer la detección, prevención y atención médica de potenciales contagiados que así lo requieran, así como facilitar la liquidez de pequeñas empresas y personas, y permitir y abaratar el flujo de crédito. Este paquete significará deteriorar la situación fiscal algo más, volver a retirar ahorros externos acumulados en mejores años y aumentar el endeudamiento.
Desde el mundo privado, varios gremios se han unido, solidarizando con la mayúscula tarea de apoyarnos como chilenos, y han flexibilizado desde condiciones de pago de deudas hasta entrega de medicamentos y enseres básicos.
Una dimensión que debe ser reflexionada por las autoridades y políticos es el apoyo a las grandes empresas en este complejo escenario. Si bien el cuidado de las PYME es fundamental, dada su fragilidad financiera y relevante rol en el empleo, tampoco podemos asumir que nuestras grandes compañías no cumplen un papel en esas dimensiones. No sólo crean empleo de calidad, sino que también nos entregan prestigio mundial, ayudan a la profundización del mercado financiero y son poseídas en alguna medida por todos los chilenos a través de las AFP. Utilizar parte del dinero de los contribuyentes para apoyar —y por qué no, rescatar— a una gran empresa y con eso a sus trabajadores, sería justamente una muestra de capitalismo social y solidario, del que tanto hemos aprendido estos últimos meses en la sociedad chilena.
Debemos entender que Chile es uno solo. El Estado es para todos los chilenos y los chilenos somos el Estado.